En un armonioso y lindo vuelo
volaba una abejita multicolor
pintando de color el cielo
mostrando su gran corazòn sin rubor.
Pero un buen dìa se posò
sobre un solitario cardo borriquero
que entre sus pinchos la atrapò
susurràndola "Te deseo y te quiero".
La abeja calmò su dolor
y el cardo llenò sus pinchos de color
dàndole ella todo su amor
sin darle importancia a semejante error.
Pero los pinchos, pinchos son,
y nisiquiera el corazòn de la abeja
resistiò tal desilusiòn:
El cardo repetìa su historia añeja.
Por encima de las flores, sin prisa
crece un cardo lleno de amor.
Yaciendo entre sus pinchos se divisa
una abejita, ya sin color.
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